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Cada año los papás de Martín lo llevaban con su abuela para pasar las vacaciones de verano, ellos regresaban a su casa en el mismo tren al día siguiente. Un día el niño les dijo a sus papás:

—¡Señor, te bendigo porque me permitiste ser un leproso! La enfermera, extrañada, le protestó: —Pero…¿cómo…

Una señorita cristiana americana vino a hallarse en posesión de una cuantiosa fortuna que quiso…

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