«Muchos grandes hombres del pasado han sido ricamente bendecidos por lo que aprendieron sobre las rodillas de su madre. Sin ir más lejos, consideremos a Moisés, Samuel y Timoteo. El cuidado maternal e influencia piadosa que experimentaron estos líderes espirituales produjo fruto abundante en sus vidas. También se puede pensar en San Agustín, John Newton y los fervorosos hermanos Wesley, cuyos nombres probablemente no hubiesen resaltado en las páginas de la historia a no ser por las mujeres piadosas que les criaron en hogares donde la ley del amor y el testimonio cristiano eran su guía e inspiración diarias».
Autor: Henry Bosch