1. Dime muchas veces que me quieres
Dímelo con palabras, obras y gestos. Dímelo. No des por descontado que ya lo sé. Porque, dudoso de mí como soy, necesito oír una y mil veces que me amas. Dímelo. Tal vez te parezca que tanto repetírmelo me violenta. Hasta puede ser que yo te diga que no me
hace falta. Pero tú no lo creas y sigue diciéndomelo. Es lo que más necesito yo, hombre inseguro y que continuamente tiendo a dudar de mí.
2. Felicítame a menudo por los trabajos bien hechos
Y cuando algo me salga mal, por favor, no me lo eches en cara, sino anímame. Y otra cosa: nunca aceptes lo que hago por ti como algo natural y debido. Reconócemelo. Eso me animará a seguir. Con gusto te hago la comida y te preparo la ropa, pero ¿por qué lo has de pasar inadvertido? ¿Nunca te lo han dicho? Cuando nadie te lo reconoce, uno hasta se cansa de ser bueno.
3. Cuando te sientas triste, solo o incomprendido, dímelo
Me alegrará saber que tengo la capacidad de consolarte. Los sentimientos, si no se expresan en palabras, pueden convertirse en destructivos. Recuerda que, aunque te quiero mucho, no siempre puedo leer tu pensamiento.
4. Cuando estés conmigo, exprésame pensamientos y sentimientos alegres
Tienen el poder de dar vida nueva a nuestra relación. Fíjate, ¿no es maravilloso celebrar «cumpleaños» y día particulares, exclusivamente nuestros, de San Valentín? Haz regalos de amor, sin motivo. Simplemente porque quieres, por el único motivo del amor.
5. Y hazme sentirme importante, sí, con tu manera de tratarme en casa
Si me haces sentir así, esa delicadeza tuya me compensará de tantas veces que hoy, cada día, me he sentido anulado por la indiferencia de los demás. Si me amas, construye tú en mí lo que destruyen otros.
6. Nunca desprecies mis criterios
Ni digas que lo que yo veo o entiendo no tiene relevancia ni realismo. Si yo lo entiendo así, para mí ¡sí es real y tiene importancia!
7. Escúchame sin prejuicios ni ideas preconcebidas
Ser escuchado, como ser visto, es vital para el hombre. Cuando tú me oyes y me ves tal como soy y me siento ahora, reafirmas mi personalidad, y eso nos ayuda a los dos a evolucionar en nuestro amor.
8. Tócame, abrázame, acaríciame
Yo soy cuerpo también y mi ser físico se revitaliza con el lenguaje afectuoso del gesto.
9. Respeta mis silencios
En los momentos de callada reflexión, se perfilan alternativas para mis problemas, se desarrolla mi creatividad y se manifiestan mis necesidades espirituales. Yo necesito a veces estar a solas conmigo: déjame.
10. Haz saber a los demás que me quieres
La afirmación pública de nuestro amor me llena de orgullo. Es bueno hacer participar a los demás del gozo de nuestra relación.