Hace muchos años vivía un anciano profesor de Alemania, cuya vida ejemplar era una maravilla para sus estudiantes. Algunos de ellos decidieron averiguar el secreto de sus virtudes. Uno se escondió en el estudio donde el viejo profesor pasaba las primeras horas de la noche.
Cuando el maestro vino era algo tarde. Estaba muy cansado, pero se sentó y pasó una hora con su Biblia. A continuación, inclinó su cabeza y oró en secreto, y finalmente al cerrar el Libro de Libros, dijo: «Señor Jesús, hoy continuamos en nuestras mismas antiguas relaciones.»
Lo más elevado que en la vida podemos alcanzar, es el llegar a conocerlo, y el Cristiano debe esforzarse en esto por todos los medios a su alcance para estar con El «en las mismas relaciones» que aquel profesor.
El que Jesús llegue a ser para nosotros una realidad, es el resultado de orar en secreto y de un estudio personal de la Biblia. Cristo llega a ser más real al que persiste en el cultivo de Su presencia.
Fuente: Manantiales en el Desierto