Leí acerca de unos niños en una clase de escuela dominical que le escribieron una carta a un misionero para hacerle saber que estaban orando por él. El maestro de la clase les informó: «Niños, el misionero es una persona bastante ocupada, así que no esperen que les conteste». La carta de una niñita leía así: «Querido hermano Brown: Estamos orando por usted, no esperamos una respuesta». Tristemente, ¡así es como oramos! En realidad, no esperamos una respuesta. Más Dios ha prometido que nos contestará si clamamos a El. Salmos 91:15 dice: «Me invocará, y Yo le responderé; con él estaré Yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré».
¿Por qué está orando hoy? ¿Cree que Dios le puede contestar? ¿Cree que le contestará? Agradézcale ahora por contestarle.
Jeremías 33:3: «Clama a Mí, y Yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces».