Charle H. Spurgeon, ministro bautista de Londres, Inglaterra, tenía un pastor amigo, el Dr. Newman Hall, que escribió un libro titulado Come to Jesus (Ven a Jesús). Otro predicador publicó un artículo en el que ridiculizaba a Hall, quien lo soportó con paciencia por un tiempo. Pero cuando el artículo ganó popularidad, Hall tomó asiento y escribió una carta de protesta. Su respuesta estaba llena de ultrajes vengativos que superaban todo lo que contenía el artículo que lo atacaba. Antes de echar la carta en el correo, Hall se la llevó a Spurgeon para que le diera su opinión.
Spurgeon la leyó cuidadosamente, se la devolvió, afirmó que era excelente y que el escritor del artículo de marras se la merecía. “Pero,” agregó, “le falta sólo una cosa.” Luego de una pausa, Spurgeon continuó: “Debajo de tu firma deberías escribir estas palabras, ‘Autor de Ven a Jesús.’”
Los dos hombres santos se miraron el uno al otro por un momento. Luego Hall hizo pedazos la carta.