He escuchado que un caballero le dijo a un hombre de piel negra:
– No puedo entender cómo tú siempre estás tan contento en el Señor, mientras yo estoy a menudo deprimido.
– Pues bien, mi amo -dijo él -Me tiendo completamente sobre la promesa; allí permanezco. En cambio usted está de pie sobre la promesa, si el equilibrio es débil, y si sopla el viento, usted se cae y luego exclama ‘¡Oh! me he caído;’ en cambio yo me tiendo enteramente sobre la promesa desde el principio y es por eso que no temo caer.”
Entonces siempre debemos decir: “Señor, allí está la promesa; te corresponde a Ti cumplirla.” ¡Yo me tiendo enteramente sobre la promesa! No debo permanecer de pie. Eso es lo que tú deberías hacer: postrarte sobre la promesa. Y recuerda, cada promesa es una roca, una cosa inmutable. Por lo tanto, arrójate a Sus pies, y descansa allí para siempre.
Extracto del Sermón predicado en la mañana del Domingo 7 de Enero, 1855 por Charles Haddon Spurgeon