David Joseph Schwartz, en su libro The Magic of Psychic Power cuenta la interesante historia de un fabricante de ladrillos a quien estaba arruinando un competidor mediante calumnias acerca de la calidad de sus materiales. Estaba pensando cómo vengarse de él, cuando en un culto dominical oyó al predicador hablar de la enseñanza de Jesús acerca del modo de hacerse amigos de los enemigos. Aprendió bien la lección, y al primer cliente que le vino a pedir material, le envió a su propio enemigo con una tarjeta suya, tras decir al cliente que aquel señor tenía mejores ladrillos de la clase que él deseaba. Cuando el competidor envidioso recibió al cliente enviado por su odiado enemigo, no salía de su asombro. Moralmente derrumbado, tomó el teléfono y le dijo:
– Te pido perdón por todo el daño que haya podido hacerte, y ahora te propongo que unamos nuestras firmas para hacer prosperar conjuntamente nuestro negocio.
La Palabra del Señor había producido la paz de los espíritus y, de rechazo, hasta la prosperidad material.
En la filosofía del famoso Kung-Fu se encuentra una sabia máxima: «Sólo te puede dañar el mal, si hay dentro de ti algo que le preste acogida».
Pablo va más lejos, porque no sólo exhorta a defenderse del mal, sino a vencer con el bien el mal, eso es exactamente un principio fundamental en la vida del verdadero cristiano.
«No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.» Romanos 12:21