La mejor parábola en cuanto a la confianza que tenemos en casa es nuestro gato, Clemente.
Cuando nuestro gato sale a la calle, se aterroriza. Mira asustado por los alrededores como si estuviera en la selva. Pero cuando entra a casa se echa en el piso, exactamente entre la cocina y el comedor (por donde caminamos con más frecuencia) y duerme totalmente confiado . Kathy (mi esposa) o yo podríamos aplastarle la cabeza a Clemente, pero él confía
en nosotros.
Nuestro gato vive totalmente seguro con sus acompañantes humanos (creo que en este contexto el mejor sinónimo animal de fe es su ronroneo). Cada vez que veo a Clemente echado por ahí, me digo: Eso es Lo que Jesús quiere que yo haga. Que confie en él La clase de confianza que el felino nos demuestra es el mismo tipo de confianza que el Señor Jesús nos invita a tener.
«Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.» Proverbios 3:5
“¿Por qué he de preocuparme? No es asunto mío pensar en mí. Asunto mío es pensar en Dios. Es cosa de Dios pensar en mí.” Simone Weil