En Cuba le pidieron a un prisionero cristiano que firmase una declaración en la que aparecían acusaciones en contra de hermanos cristianos, lo que resultaría en su arresto: Él dijo:
—La cadena me impide firmar tal cosa.
El oficial comunista protestó diciendo:
— ¡Pero no estás encadenado!
-Lo estoy —dijo el creyente—.
Estoy atado a la cadena de testigos que a Través de los siglos han dado sus vidas Por Jesús, Yo soy un eslabón en esta Cadena. No la romperé.