Casi 200 veces aparece en la Biblia el sustantivo: «Amigo». La palabra deriva de otra palabra hebrea: que significa, simplemente: «Una asociación o una sociedad».
Tal vez, de las referencias bíblicas más claras al respecto es la que dice: «En todo tiempo ama el amigo y es como un hermano en tiempo de angustia». ¿Tienes amigos? EL padre de un famoso escritor europeo le dijo a su hijo: «Si al llegar al final de tu vida puedes contar 5 buenos amigos, has sido un hombre muy feliz». ¿Y tú… puedes contarlos? Es un patrimonio inapreciable comparado con otras cosas.
Es un bálsamo insustituible que sana cualquier herida. Alguien dijo: Los familiares y los vecinos no se escogen, vienen solos, los amigos sí, por lo tanto debes ser prudente al elegirlos, y cuando los halles, cuídalos como lo más preciado, no los dejes escapar.
Claro que descubrirás, con el paso del tiempo rasgos no deseados en su forma de ser, pero tú también los tienes. ¿O no? Aprende a convivir a pesar de las diferencia ajenas en lugar de perder el tiempo denunciándolas y ofendiéndote. Jesús, cultivó varios amigos a lo largo de su vida, y mira que la mayoría de ellos le dejaron en el momento que más los necesitaba, justamente en ese momento de angustia al que hacía alusión nuestro predicador de Proverbios 17:17. Le abandonaron y se escondieron dejándole sólo. ¿Rencor, reproche? NO. Nada de eso.
Lo primero que hizo después de resucitar fue pensar en sus amigos, «Les quiero ver en Jerusalén» fue el mensaje que les envió en manos de María. ¿Y con Pedro, el que más le abandonó? Simplemente un encuentro en la playa, un rico desayuno de pez asado y pan y una cordial invitación a pasear. Eso es amistad: Perdón, oportunidad nueva, confianza. ¿Tienes amigos? Eres rico. ¿No tienes amigos y estás solo? Eres pobre. Encuentra en Jesús, Aquel que se hizo amigo de sus enemigos, la paz, el perdón y el amor necesarios para sembrar amistad y prepárate para cosechar de sus frutos durante el resto de tu vida. Recuerda: «Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará».