Después de una noche de lluvia copiosa y de rugidos de viento, me desperté con el sonido del teléfono. El huracán había dejado a más de dos millones de residentes de la costa del golfo sin electricidad y desprovistos de cosas como alimento, agua y refugio. Repentinamente, nos habíamos convertido en personas necesitadas o que necesitaban ayudar a otras.
Diez días más tarde, todavía tenía diez huéspedes. Mi rutina diaria se había alterado significativamente y me sentía agotada. En ese punto, Dios habló en mi interior: ¿Te gustaría ser una persona en necesidad? ¡Imagínate su cansancio!
Dios usa las situaciones de la vida para ayudarnos a examinarnos a nosotros mismos. Siempre me había considerado una persona paciente y servicial. Pero esta situación me hizo reconocer que necesitaba crecer en compasión y en disposición de ayudar a otras personas. El imaginarme a mí misma en la situación de otra persona me ayudó a enfocarme en lo que la Biblia nos dice que Dios nos ha llamado a hacer. Después de esto, cuando me sentía agotada, recordaba que mis acciones ayudan a otras personas a ver a Dios.
«No nos cansemos, pues, de hacer bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. » Gálatas 6:9 (RVR)
Fuente: El Aposento Alto
Guía De Meditaciones Diarias
Septiembre-Octubre 2010
1 comentario
Así es, Dios nos pide ayudar sin recibir nada a cambio pues la recompensa es la mas grande de todas, animo hermanitos, no se rindan de hacer el bien nunca, muchas veces fallamos, pero Jesucristo nos dio un espíritu de amor-poder y dominio propio ademas el nos levanta para ayudar a todo lo que nos rodea como por ejemplo: niños, gente pobre de muchas formas, enfermos, ancianos, animales, vegetación, familias, encarcelados, etc…hay tanto que hacer y somos pocos obreros pero lucharemos hasta el final que Jesucristo nos llame.